En la alborada del amor radiante,
dos almas se entrelazan con destino vibrante.
Novios que enlazan sus sueños, su ser,
forjando un lazo que el tiempo no podrá vencer.
En el tapiz del tiempo, su historia se escribe,
novios que en el andar del amor sobreviven.
Convertidos en compañeros de vida,
construyen un futuro, tejiendo su guarida.
Héroes anónimos de esta epopeya terrenal,
con valentía enfrentan cada temporal.
Juntos desafían tormentas y vientos,
forjando un amor que no tiene cimientos.
Como un sol radiante en el cielo sereno,
iluminan sendas con la luz del afecto pleno.
Construyen castillos en la arena del presente,
sobre la roca sólida de un amor consistente.
En el crisol del día a día moldean su destino,
labrando con ternura cada paso divino.
Novios que, convertidos en cómplices eternos,
tejen promesas, juramentos, sueños modernos.
Labradores de un jardín donde florece la esperanza,
siembran momentos con amor y bonanza.
El ayer se desvanece, el mañana se vislumbra,
como epopeya eterna, su historia se encumbra.
Construyen puentes sobre ríos de desafíos,
cimentando un lazo que crece con bríos.
Novios que, en la danza de la existencia,
se convierten en compañeros con paciencia.
Oh, pareja valiente, unida en el vaivén,
en el poema de sus vidas, escriben su edén.
Que su epopeya sea eterna melodía,
de dos almas fundidas en perfecta armonía.
