En la danza eterna de la vida tejida,
un lazo sagrado, fuente compartida.
Padres y madres, faros de amor,
hilan en el alma un vínculo de ardor.
En el eco de risas y lágrimas entrelazadas,
se forja el nexo que nunca se desvanece.
Corazones unidos, firmes como roca,
la familia es la joya más preciada, la más anhelada.
En el amanecer de sueños infantiles,
se despliegan alas, amor sin matices.
Madres que acunan, padres que guían,
juntos construyen un mundo que deslumbra.
El lazo irrompible, hilo invisible,
esencia que enlaza, fuerza imposible.
En el abrazo cálido de un hogar,
la fortaleza surge, imposible de quebrar.
Hijos que crecen, pero siempre conectados,
a través del tiempo, por lazos sellados.
Padres y madres, cimiento y raíz,
el vínculo eterno, un amor sin fin.
En las hojas del libro de la vida,
se escriben historias de amor compartido.
Padres, madres e hijos, unidos por esencia,
el corazón late en una misma cadencia.
En cada latido, en cada suspiro,
se perpetúa el lazo, sin descanso ni giro.
Irrompible, eterno, como el sol que brilla,
en el vínculo sagrado, el alma se arrodilla.