En el rincón de la memoria, pesares y alegrías se entrelazan,
como olas danzantes que abrazan la orilla de los días.
Cuando sientas que los recuerdos pesan,
recuerda que también son alas que te elevan.
En el cielo del pasado, constelaciones de momentos brillan,
cada uno, un destello que en el alma se atesora y anida.
No temas el peso de la añoranza,
son las huellas que esculpen tu esperanza.
Los días pasados, como pájaros migratorios, vuelan y se desvanecen,
pero en sus alas llevan secretos que el presente enriquecen.
Oh, viajero del tiempo, en tus recuerdos halla la fuerza,
son las alas que te impulsan, la esencia que en el corazón dispersa.
En el teatro de la vida, cada acto es una escena escrita,
los recuerdos, versos que narran tu historia infinita.
Cuando la carga del ayer amenace tu vuelo,
recuerda que también es el viento que impulsa tu destello.
En el coro de los días, entonemos una melodía,
donde los recuerdos, notas que danzan con armonía.
No temas el eco de lo vivido,
son las alas que te elevan, el sueño que has tejido.
Vuela alto, oh alma errante, en el cielo de tus sueños,
cada recuerdo, un pétalo que en el viento se encomienda.
Que el peso del ayer no te detenga,
pues son alas que te guían hacia nuevas alturas, serena.
Así, en el ballet de la existencia, danza con tus recuerdos,
cada paso, una lección que el corazón concede.
Vuela alto, sin temor al peso del ayer,
pues en cada recuerdo, descubres la fuerza para renacer.