A veces, el mayor acto de valent铆a es perdonar

 

En el rincón del alma donde duermen los agravios,
reside la valentía que el perdón desafía.
Un gesto tan sereno, mas de fuerza inaudita,
donde el alma se alza y la herida se marchita.

No es fácil desatar las cadenas del rencor,
que aprisionan el corazón, es cierto, sin pudor.
Mas en el perdón hallamos la mayor fortaleza,
que libera al alma de su eterna tristeza.

Perdonar no es olvido, ni tampoco ceguera,
es la luz que disipa la sombra que nos hiere.
Es elevarse sobre el dolor, más allá del tormento,
y hallar en el alma una paz, un alivio lento.

Es un acto sublime de amor y de bondad,
que sana las heridas y cura la ansiedad.
Es liberar al otro y, a su vez, liberarnos,
de la carga pesada que en el alma cargamos.

El perdón, dulce bálsamo que todo lo renueva,
es el puente que conecta el alma y su estrella.
Es el susurro suave que calma el mar bravío,
y en el corazón enciende una luz de brío.

Que en este mundo vasto donde la vida es prueba,
sepamos encontrar el valor en la senda que se abre.
Donde el mayor acto de valentía resida en perdonar,
y así, en libertad, nuestro ser podamos hallar.

 

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